En mi adolescencia temprana comencé a vivir una serie de experiencias que sinceramente no busque de forma deliberada, sino que fueron resultado de un constante estado alerta; entre ellas hubo una muy particular que no es preciso detallar en este momento. Tras esa experiencia, poco a poco comencé a tomar consciencia en los sueños, hasta el punto en el que empecé a percibir una nueva cualidad de ese reino misterioso y subestimado, una cualidad que sencillamente, ignoraba y que ni muchísimo menos esperaba. De forma natural y sin ninguna clase de incentivos externos, descubrí que los sueños pueden convertirse en una compuerta que da acceso a realidades energéticas inconcebibles para la razón.

No soy de los que le gusta hacer públicos los detalles de experiencias de esta magnitud y categoría sin ningún motivo, pues no solo son muy personales y difíciles de expresar en palabras, sino que además pierden su belleza y misterio al ser contadas sin un propósito concreto.

Lo que si haré es presentar a todos aquellos que no lo conozcan, el Arte de Ensoñar y como desarrollarlo, con lo que iré aportando mi amplia experiencia en esta aventura sin precedentes únicamente en los puntos que sea necesario.

El Arte de Ensoñar es algo que cuando lo descubrí por mi mismo, ni siquiera sabía que ya otros le habían puesto ese nombre. De hecho, comencé a dar mi propia terminología detallada a aquellas experiencias, hasta que mucho tiempo después una amiga a la que le hablaba sobre estas experiencias y como llevarlas a cabo, me dijo que estaba leyendo un libro en el que el autor decía las mismas cosas que yo, eso me causó mucha curiosidad, y aunque esa curiosidad no bastó para que eligiera leerlo, las frases del libro que ella me citó después, me convencieron definitivamente para que lo leyera, pues quedé enormemente asombrado al ver el tremendo parecido que tenían cada uno de los pasos y experiencias que Castaneda narraba en el libro, con mis propios procedimientos y experiencias, además del orden cronológico de las mismas. Este era un libro que de haberlo leído tiempo antes de haber realizado todas aquellas experiencias, en las que por cierto, me hice diestro, jamás lo hubiera aceptado como la narración de procedimientos literales, completamente reales.

Ese libro se llamaba: "El Arte de Ensoñar" de Carlos Castaneda, título que en aquel entonces me resultaba ligeramente familiar por causa de haberlo escuchado alguna vez en boca de la gente, pero que sinceramente jamás me había llamado la atención, y que además, mi mente relacionaba con un libro de crecimiento personal, tipo de libros que, con el perdón de a quienes les gusten, yo personalmente detesto.

Al ver que aquellas experiencias, no solo tenían ya un nombre, sino que además estaban ya completamente metodizadas y bien definidas, dejé a un lado la ardua tarea de proseguir con mi propia terminología y acogí la que según Carlos Castaneda, fue la terminología que los antiguos nativos del continente americano le dieron a lo que además consideraron un arte, el Arte de Ensoñar.

Así pues, proseguí mis prácticas diarias pero ahora con mi nuevo consejero siempre cerca, el libro de Carlos Castaneda, “el Arte de Ensoñar”. Como ya dije, contrasté cada una de los procedimientos que eran tratados en el libro con los míos, viendo como cada cosa que allí era narrada coincidía a la perfección con mi propia experiencia. Y bueno, por esta razón esta sección se llama hoy “El Arte de Ensoñar” y no “Intraproyección”, “exoproyección” “origoproyeción” o cualquiera de los extraños nombres que en su momento yo ya le había empezado a dar a estas experiencias jejeje.

Bien, entonces hasta este punto se puede entender de lo que he escrito que el Arte de Ensoñar es un conjunto de prácticas y procedimientos relacionados con el mundo de los sueños, creadas por los nativos del continente americano, al parecer, desde mucho antes de que Américo Vespucio sirviera de inspiración a los “grandes exploradores” para dar nombre al “nuevo mundo” por ellos descubierto, como saben, hablo de América jejeje. Hasta este punto además sabemos que es el título de un libro escrito por el famoso Carlos Castaneda, y que un servidor muy experimentado en esa clase de experiencias, decidió acoger la terminología empleada en dicho libro y adaptarla sin la menor dificultad a sus propias experiencias.

Finalmente y antes de ir completamente al grano, es preciso colocar una muy breve descripción de Carlos Castaneda.

“Carlos Castaneda fue el autor de una serie de libros que pretenden describir su entrenamiento en el chamanismo tradicional mesoamericano, al cual él se refería como una forma de brujería. Dichos libros, y el propio Castaneda, quien en escasas ocasiones hablaba en público acerca de su obra, han sido controvertidos por muchos años.

Dicho antropólogo y escritor afirmaba además haberse convertido en chamán tolteca tras un intenso entrenamiento de modificación de la conciencia y la percepción, incluido el uso ritual de enteógenos”.

Fuente: Wikipedia

COMENTARIO PERSONAL: con el propósito de borrar su historia personal, y evitar ser encasillado o idealizado de una u otra manera, este hombre nunca se dejo fotografiar, ni dio datos biográficos consistentes y verificables, de hecho sí existen datos biográficos relacionados con él, y aportados precisamente por él mismo, pero estos siempre van seguidos de disputas al respecto de si son o no ciertos, lo cual despierta en mi una tremenda risa en vista de que he llegado a conocer en algo el tipo de humor de los “Brujos”, humor que secretamente yo también poseo y utilizo, y que supongo es resultado de la inmensidad de golpes que la razón recibe al mantenerte abierto a la verdadera vida. Sí, los “brujos” como ellos mismos se denominaban, pese a que eran conscientes de la tremenda contaminación que tiene esta palabra, poseen un humor inusual, pero muy hermoso a mi forma de verlo.

Entre los datos biográficos que el propio Carlos Castaneda aportaba entre obra y obra o a través de inusuales conferencias, se encuentra el presunto día de su nacimiento, que es el 25 de diciembre de 1935, Brasil, lo cual intuyo en lo más profundo de mi corazón, que es una especie de cómico e inofensivo ataque a la religión cristiana, al más puro estilo de los brujos, o si no, juzguen por ustedes mismos al leer sus libros y ser participes del tipo de humor de estos hombres. De ser así, no quería estropearle la broma jaja, de hecho, en mi opinión creo que él esperaba que alguien lo suficientemente atento y relacionado a ese tipo de experiencias lo desvelara a ojos de muchos un día, de cualquier manera, creo estar obrando bien…

Por otro lado y para los que no lo sepan, Carlos Castaneda llego a convertirse en un chamán tolteca tras largos años de entrenamiento después de encontrarse casi fortuitamente con quien fué su mentor, el maravilloso indio yaqui Don Juan Matus. Castaneda no era el único discipulo de Don Juan, así pues existían otros que al igual que Castaneda, llegaron a convertirse en famosos brujos, en este caso, brujas como por ejemplo Florinda Donner, Taisha Abelar y Carol Tiggs.

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