Es muy complicado expresar con palabras lo que se siente en una experiencia mística y purificadora como la que viví y más aún cuando hace ya algo más de año y medio que se produjo, pero, por algún motivo, tuve la precaución de anotarla para que no se olvidara con el paso del tiempo.
La mente lógica quiere comprenderlo todo a pesar de sus limitaciones imaginando a su manera lo que no ha comprobado, quiere negar la experiencia interpretando que son alucinaciones producidas por una droga. Algo que la gran mayoría de los científicos calificarían como estados alterados de conciencia provocados en este caso por la psicobilina, o incluso alucinaciones, delirios o paranoias mentales y los "síntomas del día después" dirían que son resacas, para mí supuso un gran aprendizaje, un gran viaje iniciático.
Así es como viví mi única experiencia con los honguitos. Es una historia un poco larga así que espero no aburrir.
Fuimos con un amigo de mi esposa a tomar honguitos alucinógenos. Yo todavía no le conocía y me llevé una grata impresión, me pareció una persona aparentemente normal, abierta, inteligente, culta, también espiritual pero con mucha experiencia y conocimientos sobre hongos, sobre peyote y todo tipo de alucinógenos. Según me contó mi esposa, él ya había tomado hongos en 15 ocasiones y así nos lo corroboró. Esta fue mi primera impresión, durante y después de la experiencia me di cuenta de que es un auténtico chamán, se transforma, se adapta al mundo que conocemos para parecer "normal" y hablar como él nos dijo con "el lenguaje de los hombres". Durante la experiencia se comportó como un guía, un intermediario, un maestro que transmitía mucha seguridad y sabiduría, sentí que estando con él no había peligro. Su trabajo consistía en llevar personas a aquel lugar para que conocieran el hongo, era un mediador.
El hongo que buscábamos se llama "San Isidro" crece en las praderas sobre excremento de vaca. Sí, crece donde ha habido y donde hay caquita seca de vaca, tal cual. No hay por qué extrañarse porque los mejores tomates son los que tienen abono de "caca" de vaca... y/o de gallina... (disculpas
).
Los ganaderos de la zona están acostumbrados a ver personas por allí buscando hongos y normalmente no dicen nada pero, son propiedades privadas y, a veces, alguno se enoja si ven desconocidos en sus ranchos. Tuvimos suerte, nadie nos molestó aunque sí nos vieron. De todas formas el chamán nos recalcó ser muy respetuosos con la naturaleza, no dejar señales y saludar a las personas con las que nos encontráramos.
Mientras buscábamos, al pasar por debajo de una alambrada, encontré, delante de mis narices, el primer hongo. El chamán sonrió y dijo: "vas a tener un buen viaje". Pregunté si se comía así, sin lavar, y el chamán dijo que podíamos limpiarlo un poco con las manos pero que dentro de unos días teníamos que desparasitarnos por precaución.
Después de presentarme y pedir permiso al hongo lo comparti con mi esposa.
El primer honguito que comimos estaba un poquito seco, pero, según nos dijo el chamán, son los más agradecidos.
Nos contó también que los hongos nacen para ayudarnos a elevar nuestro nivel de conciencia y que son seres que cuando les consumimos nos enseñan lo que necesitamos y regresan agradecidos a su lugar de origen. Nos dijo también que estos seres ya han cumplido su misión de aumentar la conciencia de muchas personas y que ya quieren regresar, que por eso ya están desapareciendo y que cada vez hay menos. Tuvimos que seguir buscando en otro lugar para poder encontrar más hasta que encontramos la pradera donde se desarrolló la experiencia.
El lugar era muy bello, una verde pradera, con vaquitas pastando, árboles, golondrinas, águilas y todos los elementos presentes (el Agua tardó más tiempo en llegar pero no podía faltar y apareció con toda su fuerza cuando llegó la tormenta). Un lugar muy propicio para la meditación y la inspiración, ideal para una experiencia chamánica.
Después de casi una hora empezamos a sentir los primeros efectos:
Los honguitos producen náuseas pero no vómitos. Mi esposa intentó vomitar pero no pudo. El chamán nos dijo que a veces sí se producen vómitos pero no es frecuente y que las náuseas se producen porque la voluntad, la mente, no quiere ceder el control al hongo. Si te invade el miedo y te resistes, se producen náuseas, si te relajas y dejas que el hongo controle "el viaje", las náuseas desaparecen.
La experiencia fue de lo más impresionante que había vivido hasta entonces. Los hongos amplificaron nuestra percepción, nos permitieron "conocer" por nosotros mismos un mundo que hasta ahora era invisible y que solo podíamos imaginar en nuestras mentes por lo que nos contaban otros. Pudimos ver el mundo con mucha más claridad.
Se amplificaron los sentidos, aumentó mucho nuestra percepción, primero se destaparon nuestros oídos, podíamos escuchar sonidos muy lejanos. Después empezamos a ver más... Los ojos se relajaron mucho y pude ver más de lo que veo normalmente. Los colores eran mucho más intensos que de costumbre, la hierba era de un verde más brillante, mucho más hermoso. Las piedras estaban rodeadas por una energía violeta, pude ver caras en troncos de los árboles, pude ver energía que nos envolvía, sentir cómo estábamos conectados con la Totalidad... Todo estaba conectado por medio de unas finas líneas de energía (¿la famosa Rejilla Cósmica?), era como una especie de hilos de tela de araña pero de energía.
Todo lo que llegaba a mi mente eran certezas, era como si el ego quedara arrinconado a un lado.
Hubo risas, momentos emotivos, una gran relajación y energía que me permitía sentirme muy amoroso y feliz. Desapareció la mente lógica, la mente racional, limitada y apareció la parte más profunda, la mente intuitiva, que no tiene dudas, ni miedo, ni inseguridades.
También aparecieron en mi mente familiares y amigos, algunas personas importantes que he conocido en mi vida y han sido para mí guías o maestros. Valoré mucho esto porque como ya dije, durante la experiencia llegaban intuiciones, certezas y era como si estas personas estuvieran allí también conmigo. Para no extenderme mucho más y por ser demasiado personal no doy más detalles sobre esto.
Sentado en posición de meditación, cerré los ojos y pude ver también algo que me pareció maravilloso. En medio de la oscuridad aparecieron símbolos extraños para mí de color dorado, como símbolos o letras mayas o egipcias... como un código o alfabeto que permitía conocer todo el Conocimiento del Cosmos. Sentí que aquel código me permitía tener acceso para conocer y poder crear todo. Después de la experiencia me pregunté por qué teniendo acceso a todo el Conocimiento del Cosmos, sin embargo, sólo me limité a observar maravillado y preguntar al chamán si él también lo estaba viendo y él asintió. Sobre esto el chamán nos comentó que le sucedía mucho y por eso les pedía a las otras personas que le acompañaban que le preguntaran para poder anotar las respuestas porque él, durante esos momentos, tampoco preguntaba, porque no tenía dudas.
Las experiencias fueron diferentes pero también coincidimos en algunas percepciones:
En mi caso experimenté momentos místicos y purificadores, en el caso de mi esposa fueron sensaciones más emotivas y purificadoras. Los dos tuvimos momentos emotivos y sentimos cómo se amplificaron nuestros sentidos, pudimos escuchar con mucha más claridad, vimos al mismo tiempo una energía roja anaranjada que nos envolvía, y, aunque mi esposa no pudo ver la famosa "rejilla" si vio todo diferente, los poros de la piel más abiertos, todo más brillante y caras en los árboles.
Cuando comenzó a llover con fuerza el chamán nos llevó de vuelta hasta su coche. Durante el camino, en medio de la tormenta, pude "ver" con los ojos cerrados unas líneas de energía naranjas y verdes que me indicaban el camino. Caminé unos segundos guiándome así. Es curioso porque recientemente descubrí que uno de mis miedos más profundos es caminar con los ojos cerrados, algo que desconocía en el momento de la experiencia y que pude hacer con total seguridad sin miedo de caerme.
Ya de camino a casa, el chamán nos dijo que intentáramos disimular un poco porque la expresión de nuestras caras no era normal. La gente no está acostumbrada al brillo de los ojos y la sonrisa que nos produjo la experiencia.
Ya en casa los efectos todavía se prolongaron unas horas más, después empezaron a aparecer los efectos secundarios.
Síntomas del día después:
Dolores en los músculos de los oídos y los ojos, también por las piernas y otras zonas del cuerpo, consecuencias de los estiramientos musculares que el hongo nos permitió hacer. La psicobilina contenida en el hongo produce un efecto sedante, una gran relajación que permite estiramientos musculares sin dolor, esto nos permitió corregir la postura de los músculos de los ojos y de los oídos y adaptarlos para poder oir y ver más allá de lo normal. En mi caso, también pude hacer sin esfurzo alguna postura de yoga que normalmente no puedo realizar porque estos músculos están atrofiados. Cuando desaparecen los efectos sedantes pues, dependiendo de cada persona, claro, llegan los dolores como si hubiéramos hecho sobreesfuerzos. También sentimos una especie de energía pegajosa por la cara, algo desagradable pero purificadora.
Días después de la experiencia, nuestra intención era volver a repetir, incluso, pocos días después, conocimos a otro chamán que nos invitó a una ceremonia con peyote y estábamos dispuestos a ir, pero no pudo ser, no pudimos ir a esta ceremonia ni tampoco volvimos a probar los hongos, nuestro camino era otro.
Poco después, un curso de meditación vipassana (de los de Goenka, de 10 días) nos enseñó que por medio de la meditación podíamos tener experiencias mejores, donde éramos nosotros quienes teníamos el control sin necesidad de ayuda como en el caso de las plantas de poder y sin efectos "resacosos". Por supuesto, valoro mucho la experiencia con los honguitos, me enseñó muchas cosas y fue necesaria en esos momentos, pero, como dicen algunas personas, las plantas de poder, son como ventanas que nos ayudan a "ver", no son puertas...
Gracias por leerme. Saludos.